Un usuario de la ciudad de Calgary (Canadá) ha recibido una sorpresita cuando le ha llegado su factura telefónica: 85,000 dólares que se niega a pagar, alegando que su operadora no le avisó de que Internet en el móvil costase tanto.
Este usuario llamado Piotr Staniaszek utilizó un Motorola Krzr para conectarse a Internet desde el portátil, y parece que se pasó de transferencias, porque cuando le llegó la factura se quedó impresionado. “No sabía qué pensar. Pensé que seguramente fuera un error de la compañía telefónica”.
Sin embargo, no se trataba de un error, aunque la operadora Bell Mobility ha tomado una “medida de buena voluntad” y le ha rebajado la factura a 5,000 dólares que tendrá que pagar sí o sí. El problema, según un representante de la misma, es que el usuario utilizó su móvil para descargar contenidos de todo tipo, incluidas películas enteras en alta resolución.
Staniaszek dijo que tiene un contrato de 10 dólares al mes con el que se le permite navegar todo lo que quiera por Internet a través del móvil, pero parece que esa tarifa no cubría ese trasiego masivo de datos.
Vaya, es que nos ponemos haraganes para leer un contrato antes de firmarlo.
Fuente: Theinquirer
Este usuario llamado Piotr Staniaszek utilizó un Motorola Krzr para conectarse a Internet desde el portátil, y parece que se pasó de transferencias, porque cuando le llegó la factura se quedó impresionado. “No sabía qué pensar. Pensé que seguramente fuera un error de la compañía telefónica”.
Sin embargo, no se trataba de un error, aunque la operadora Bell Mobility ha tomado una “medida de buena voluntad” y le ha rebajado la factura a 5,000 dólares que tendrá que pagar sí o sí. El problema, según un representante de la misma, es que el usuario utilizó su móvil para descargar contenidos de todo tipo, incluidas películas enteras en alta resolución.
Staniaszek dijo que tiene un contrato de 10 dólares al mes con el que se le permite navegar todo lo que quiera por Internet a través del móvil, pero parece que esa tarifa no cubría ese trasiego masivo de datos.
Vaya, es que nos ponemos haraganes para leer un contrato antes de firmarlo.
Fuente: Theinquirer
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